Y aquí estoy esperando. Esperando a que venga el tren, que pare delante mío y me invite a subir.
Aquí sigo, haciendo peligrar mi vida, pero convencida de que todo está bien, de que un día llegará, de que es necesario seguir y que a pesar de lo que digan, debo seguir sintiendo a mil. Seguiré arriesgando mi vida a través de los días, esperando atenta su llegada.
Como una rehen de sus propios sueños, así me siento. Tengo un sin fin de sueños por cumplir y no quiero claudicar ante ninguno, no debo dejarlos, no puedo darme el lujo de no cumplirlos y abandonarlos.
¿Soy Rehén, esclava o atada voluntariamente?
Mis sueños fueron gestados como signos de libertad. No debo dejar que se conviertan en las amarras a mi soledad. Si me amarran, me pueden matar.
Soy puro sentimiento, pura virtualidad. Estoy necesitando un poco más de realidad, estar atenta a los signos de mi cotidianidad. Mis sueños necesitan un sustento, de una plataforma firme para poder despegar. Si solo me dedico a volar, dónde irán a parar?
Sigo esperando el tren que alguna vez me recogerá. No me dedico simplemente a soñar que un día llegará, mientras tanto voy viviendo, voy sintiendo, voy buscando estar más conectada con mi interioridad, con mi diario vivir, con las personas que deseo compartir. Sigo buscando caminos que me ayuden a llegar, sigo recorriendo vidas que den un poco de paz, sigo luchando, sigo perseverando en busca de la tan ansiada felicidad.
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